La pandemia ha aquejado considerablemente a gran parte de los pequeños comercios de la región sur del país, muchos han tenido que suspender sus operaciones, numerosos han decidido cambiar de rumbo y otros han cesado totalmente sus actividades por las medidas adoptadas para mitigar los contagios, es por ello que algunos se han visto más afectados que otros por su grado de vulnerabilidad.
Antes de la pandemia
El comercio fronterizo entre Encarnación (Paraguay) y Posadas (Argentina), antes de la llegada de la pandemia del COVID-19, ya presentaba matices ciertamente poco alentadores y/o favorables para aquellas pequeñas empresas dedicadas a la enajenación de bienes o prestación de servicios, principalmente a consecuencia de la situación político-económica que atravesaba el país vecino. Recordemos que Argentina ya venía afrontando desde hace tiempo una crisis, tanto en materia política como económica, sufriendo una gran devaluación del peso argentino, teniendo consecuencias directas en el dinamismo comercial de Encarnación, que depende en gran medida de los compradores argentinos.
Las zonas como el “Circuito Comercial” y el “Centro de Encarnación” representan la mayor fuente de trabajo de la ciudad, empleando a unas 20.000 personas aproximadamente, lo que generaba un gran ingreso económico para la región con negocios de todo tipo. La ciudad de Encarnación es uno de los focos turísticos más importantes de la zona, especialmente en el verano, influenciando a los turistas a conocer los diferentes puntos de la ciudad y a visitar otras zonas del departamento, indicando ingresos positivos y significativos para muchos comerciantes.
El impacto de las medidas sanitarias en la economía regional
La pandemia, sin duda alguna, significó un duro golpe especialmente para los pequeños negocios de la capital de Itapúa que subsistían gracias a los turistas. Con la decisión del gobierno de cerrar la frontera como método para tratar de controlar la pandemia, evitando el ingreso de personas extranjeras a modo de precaución, la cual sigue vigente hasta la fecha, dejó a su paso bajas muy notorias en los ingresos de los comerciantes y en muchos casos, se han visto forzados al cierre de sus locales.
Una consecuencia directa de la disminución en las ventas, es la reducción en los empleos, se estima que de los comercios subsistentes, un 48% de los empleadores han tenido que prescindir de los servicios de sus colaboradores, realizando una reducción de sus nóminas, mientras que el resto continuaron manteniéndose estables, pero sin realizar nuevas contrataciones. Entre las principales fuentes de presión financiera para los negocios se pueden mencionar primariamente las erogaciones en concepto de préstamos financieros, servicios básicos y salarios a empleados.
Según estimaciones, a raíz del escaso movimiento económico, un 80% de los pequeños comercios de la zona han tenido que recurrir al endeudamiento para diversos fines: pagos de impuestos, pagos de salarios, cobertura de costos fijos, reposición de capital operativo, refinanciamiento de deudas financieras y comerciales, entre otros.
A pesar de que el gobierno paraguayo ha intentado establecer medidas paliativas a la situación de crisis, la percepción de los afectados es que tales atenuantes administrativas, fiscales y financieras, no han sido suficientes para sostener y beneficiar a las empresas, casi un 55% de los comerciantes afirman que tanto los subsidios o incentivos no han cubierto a los sectores más agobiados.
La recuperación dinámica y progresiva
A la fecha, la economía regional en el departamento de Itapúa permanece estancada, aun así, los comerciantes locales mantienen las esperanzas de recuperarse del golpe y retomar el ritmo habitual de sus actividades operativas con la apertura de la frontera antes del cierre del ejercicio 2.021, aunque esto constituya un proceso lento y progresivo.
Finalmente, queda muy claro que será necesario que tanto el Gobierno como el sector privado, participen en el diseño de recuperación de la economía regional, teniendo en cuenta las condiciones actuales microeconómicas y las proyecciones a corto y mediano plazo macroeconómicas, generando para ello el mayor número posible de empleos, ingresos y demanda económica, y por sobre todo, el logro de la confiabilidad en que las estrategias sean realmente productivas y sostenibles.
Qué hacer para sobrevivir?
El mundo ha cambiado, no es el mismo, la transformación de vida que trajo consigo la pandemia incide notablemente en la dinámica de los negocios, en consecuencia, es necesario que los comerciantes se enfoquen a readecuar las condiciones de mercado, desarrollando las habilidades humanas como creatividad, originalidad e iniciativa. La utilización de las herramientas empresariales para el mejoramiento de la gestión deben ser prioridad: presupuestos, proyecciones, análisis financiero, vigilancia tributaria, entre otros.
El asesoramiento profesional, indiscutiblemente podrá ayudar a diseñar las estrategias a implementar, detectar los riesgos a asumir y a proveer de información cierta para tomar decisiones.
Silvio Aguilera Ríos
Gerente de Oficina Encarnación
Encarnación, 12.09.2021
